Un packaging exitoso es aquel que cumple tres premisas: es capaz de diferenciarse de la competencia, transmite los valores de la marca, y cumple la función de proteger el producto que alberga en su interior en condiciones óptimas. Precisamente este último aspecto ha sido el que ha definido tradicionalmente cualquier envase o embalaje y ha caracterizado al packaging funcional, que son aquellos envases que además de contener el producto, ofrecen información al consumidor sobre el contenido del mismo.

Sin embargo, a lo largo del tiempo la misión inicial del packaging de proteger un producto ha ido evolucionando hasta convertirse en el principal elemento de atracción comercial. La usabilidad del envase ha dejado de ser el principal factor de decisión de compra, dando paso al packaging emocional. Y es que, si al consumidor le gusta lo que ve, las probabilidades de que compre ese producto se incrementan. Así, el packaging emocional cobra importancia como elemento decisor de compra, ya que se intenta captar la atención del comprador despertándole emociones, ya sea ilusión, sorpresa, diversión, ternura, excitación, esperanza, pasión… Porque conectar emocionalmente con el cliente a través del packaging ayudará a motivar una decisión de compra positiva.

Dentro del diseño de packaging se deben incluir aspectos obligatorios como el diseño de la identidad (marca o logo), el diseño emocional (colores y formatos que están ideados para llamar la atención de los consumidores) y diseño funcional (con la información necesaria sobre el producto). Por tanto, para conseguir un buen diseño que lleve al principal objetivo, el de motivar la compra del producto e incrementar las ventas, un equilibrio entre el packaging funcional y emocional es esencial. Ahora bien, mientras que conseguir un envase funcional es más habitual y más “fácil”, despertar las emociones del comprador puede ser más complicado. Para lograrlo, podemos seguir una serie de consejos:

  • Segmentación efectiva: conocer muy bien nuestro público objetivo es fundamental para conectar emocionalmente con alguien. Por eso, la segmentación nos permite identificar los segmentos de la población que constituyen nuestro público objetivo y conocerlos mejor.
  • Empatía: la capacidad de ponernos en el lugar de otros para identificar sus emociones y sentimientos en una determinada situación es muy utilizada en el marketing emocional.
  • La importancia del diseño gráfico: las emociones se transmiten con los colores y tipologías, por lo que el diseño gráfico ayudará a crear envases capaces de conectar emocionalmente con el público y ayudar en el proceso de decisión de compra.
  • Cuenta una historia: cada producto tiene una historia que no tiene por qué ser la historia de la marca. Puede ser la historia del nacimiento del producto, su producción o las personas que trabajaron cada día en él para crearlo.
  • Comunícate con sensaciones: a los consumidores les encanta ser sorprendidos por algo inusual. Trata de sorprenderlos involucrando sus sentimientos. Por ejemplo, en el sector cosmético se puede utilizar papel que huela bien, o hacer pequeñas ventanas en el packaging que muestren una parte del producto.

Estos son solo algunos consejos para crear un packaging exitoso que sea a la vez funcional y emocional. Por que, al fin y al cabo, el objetivo último del diseño es conseguir incrementar las ventas. Todas estas estrategias y muchas más para captar la atención del consumidor y motivar la decisión de compra se darán a conocer y debatirán en el Congreso Nacional de Packaging 4.0 en PICK&PACK. ¡No te lo pierdas!